lunes, 20 de junio de 2011

♥amar es una decisión.♥

Cuántas veces nos hemos prohibido expresarles a los que amamos, nuestros sentimientos,  reprimiendo lágrimas o alegrías? ¿Tal vez, ignorando o despreciando a alguien cuando en realidad desearíamos decirle: te amo?, ¿o acaso colgamos el teléfono porque sentimos la emoción de pedir perdón o perdonar, pero creemos  que nuestra masculinidad o femineidad se verá en franco deterioro por hacerlo?
En la mayor parte del mundo a los hombres se les enseña a no llorar porque tienen que ser fuertes, y a las mujeres a no enojarnos porque tenemos que ser (o al menos parecer) atentas y dulces todo el tiempo.
¿Pero desde cuándo inventamos que el sentir tiene exclusividad de género? ¿O el llorar es sinónimo de debilidad?, qué bien nos vendría romper esos paradigmas tradicionales, que enmascaran e impiden la autenticidad en la expresión de sentimientos, ocasionándonos dificultades en nuestras relaciones.
Hemos aprendido… Nos han enseñado o nos hemos acostumbrado a ocultar nuestros sentimientos desde una edad muy temprana, sin embargo, estas emociones reprimidas no han desaparecido, permanecen dentro de nosotros, acumulándose hasta que se trasforman en ataques de ira, depresión o un sin número de adicciones, inclusive adicciones al falso amor, si a ese amor que autodestruye y lastima.
Y es que lamentablemente, en nombre del amor se ha maltratado y se continúa maltratando a los seres humanos, tal vez hemos escuchado en alguna oportunidad frases como: “Quien más te quiere más te hará llorar”“si te miento es para que no sufras”...“yo no quería lastimarte…pero tú me provocas”… Y así un sinnúmero de afirmaciones que reflejan esa forma inconsecuente e incongruente de cómo concebimos el amor, como si amar fuera sinónimo de dolor, y continuamos la cadena transmitiendo nuestras propias cuestiones irresueltas en la manera como nos relacionamos, buscando que ese otro ser asuma la total responsabilidad de mi mayor compromiso: ser feliz, siendo ese otro u otros, nuestros hijos, pareja, etc.
Por tal razón encontramos adultos pretendiendo que sus hijos cumplan los sueños que ellos por falta de decisión, inseguridad, entre otros factores, no pudieron o no quisieron asumir; manifestándose en esos hijos consecuencias, tales como inmadurez afectiva...aprendida o transmitida, agresividad, inseguridad, que los lleva a repetir el circulo vicioso, estableciendo al ser adultos relaciones inmaduras, dependientes, permitiendo ser absorbidos por su pareja o grupo de amigos, desdibujando así su  esencia, aferrándose al antiguo paradigma del amor sinónimo de dolor, eterno proceso de complacencia, ese amor que todo lo debe soportar, aun la ausencia de dignidad.
Es por eso que amar es y debe ser una decisión, enmarcada por el autoconocimiento, la auto-aceptación…el  amor propio, si no es así, difícilmente podremos establecer relaciones saludables, donde no proyectemos nuestros vacíos, haciendo a los demás responsables de nuestras acciones y decisiones.
Debemos  desarrollar la habilidad de vernos a nosotros mismos y ver al otro en un plano de realidad, sin usar máscaras que impiden tomar conciencia de nuestras emociones, solo así nos relacionaremos con total honestidad. Por eso amar es una decisión.

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